¿A ustedes les ha pasado que van a entrar a algún lugar y justo cuando van a cruzar por la puerta, alguien que les gusta viene en sentido contrario y logran evitar chocar por muy poco (o no logran evitarlo)? Quedan a una distancia cortísima, a veces murmurando alguna estupidez como para no quedarse en silencio mirándose.
Puede que incluso uno de los dos asiese los brazos del otro mientras trató de no chocar a pleno y se haya quedado ahí, sosteniéndole como si se fuera a caer en cualquier momento.
¿Les ha pasado?
A mi me pasó con A. mientras esperábamos la clase de todos los días; ella había estado sentada dentro del salón mientras yo esperaba afuera, escuchando música sentado en el piso, la espalda contra la pared. Ella decidió irse siguiendo la ley del cuarto mientras yo ya buscaba mi asiento al ver que el profesor venía subiendo las escaleras lentamente.
Esa parte de mi que a veces hace las cosas bien (y a veces muy mal) no dejó que ella se fuera sola. Tampoco le sugirió que se fueran juntos a almorzar pero bueno, al menos estuvo con ella la siguiente hora.
An everlasting gaze.
mayo 06, 2012
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